La implantología mejora significativamente
la calidad de vida de los pacientes con efectos sobre la emotividad, la
vitalidad y las funciones sociales aumentando el bienestar general. Los
tratamientos con implantes dan la gran oportunidad al odontólogo de
rehabilitar la función y la estética de los pacientes con tratamientos
que no involucran a los dientes naturales.
Hoy en día ante la falta de una o más piezas debe siempre evaluarse la
posibilidad de usar implantes ya que su confiabilidad, relacionada con
el porcentaje de éxito después de cierto tiempo, supera el 94% para el
maxilar inferior y el 82% para el superior. Pasada la edad de desarrollo
de 16 años para las mujeres y 18 para los varones, la edad nunca es una
contraindicación para el tratamiento con implantes, ni siquiera la edad
avanzada en ausencia de patologías generales graves, lo que sí puede
transformarse en una contraindicación es la enfermedad periodontal no
tratada, que aporta gran cantidad de bacterias capaces de contaminar los
implantes y los dientes, antes de iniciar un tratamiento es necesario
controlarla y también controlar el bruxismo para evitar una sobrecarga
de fuerzas sobre los implantes que pudieran comprometer su integración
al hueso.
En el sector estético de la boca es necesario una planificación
quirúrgica proféticamente guiada, ya que no existe margen de error y
muchas veces la forma de los tejidos blandos que rodean al implante son
fundamentales para evitar la translucidez de elementos metálicos y
formar una buena papila de encía y así poder integrarlo con los dientes
adyacentes y en la sonrisa del paciente. Los implantes pueden ser
colocados justo después de la extracción dentaria, si no existe
infección o unas cuatro o cinco semanas después esperando la evolución
de la encía. El implante puede ser cargado, que quiere decir llevar
colocado un diente u otro elemento protético, inmediatamente a su
colocación carga inmediata, o lo que se conoce como carga convencional,
donde la reconstrucción protética es sometida a las fuerzas de oclusión,
estéticas y fonéticas luego de producida la integración al hueso a los
tres o seis meses de la inserción del implante. La colocación del
implante inmediata a la extracción y la carga con un elemento provisorio
con funciones estéticas y fonéticas en una misma sesión puede ser una
gran ventaja psicológica para el paciente y técnica para el profesional,
porque soporta los tejidos blandos desde el comienzo conservando el
festoneado gingival ideal abreviando etapas terapéuticas.
Mantenimiento del tratamiento con implantes
El éxito a largo plazo no puede prescindir de un control regular del
paciente. La inflamación de los tejidos que rodean a los implantes
depende de la acumulación de placa bacteriana que debe ser controlada
con una buena higiene del paciente y sesiones de control profesional
periódicas, si no, puede presentarse un proceso de destrucción
progresiva que lleva al fracaso del implante. La encía que rodea al
implante, igual que la encía marginal que rodea al diente, da el sellado
necesario para impedir la penetración bacteriana pero en el implante la
unión es más lábil y menos resistente. El paciente debe ser controlado
semestralmente para evaluar su control de placa bacteriana, la presencia
de cálculo supra y sub gingival y reforzar su motivación para un
cepillado consiente frente a un espejo con cepillo manual o eléctrico,
con movimientos pequeños de avance y retroceso o rotatorios con una
inclinación de las cerdas desde el diente hacia las encías para
facilitar la limpieza de las superficies dentarias, del margen y surco
gingival, tres veces al día. Los espacios interdentarios deben ser
limpiados con cepillos e hilos interdentarios una vez al día.
En algunos casos se hará necesario indicar enjuagues periódicos con
clorhexidina al 0,12 % por una semana. Las prótesis realizadas sobre
implantes generalmente presentan características diferentes a los
dientes naturales o a las coronas y puentes y deben usarse elementos de
limpieza delicados. Las prótesis removibles deben ser mantenidas
libres de placa y sarro. El mantenimiento profesional se realiza con
instrumental específico de plástico, teflón o titanio para no marcar o
contaminar las superficies metálicas del implante y gomas con pastas de
grano fino.
También deben controlarse las relaciones oclusales, la presencia de
contactos simultáneos y armónicos de las prótesis respetando las pautas
de una oclusión orgánica, el cierre adecuado de los tornillos, cuyo
aflojamiento puede producir micro o macro movimientos con la posterior
rotura de la prótesis por contactos inadecuados que interfieren.